Según las últimas estimaciones, unos 25.000 trabajadores de la UE están potencialmente expuestos a fibras cerámicas refractarias (FCR). La principal vía de exposición relacionada con el trabajo es la inhalación de fibras transportadas por el aire. Las FCR están clasificadas como carcinógenos de categoría 1B según el Reglamento europeo CLP (CE 1272/2008), lo que significa que se presume que estas sustancias tienen un potencial carcinógeno para los seres humanos basado en pruebas animales. La exposición repetida o prolongada a las FCR por inhalación puede aumentar el riesgo de cáncer de pulmón y otras enfermedades pulmonares crónicas.
Dónde se producen los riesgos
Las FCR son productos industriales, utilizados como materiales aislantes en aplicaciones de alta temperatura en varios sectores industriales. Su principal aplicación es como material de revestimiento de hornos y calderas. Las principales industrias consumidoras de FCR son la química, los fertilizantes, la petroquímica, la siderurgia, el vidrio, la cerámica, el cemento, la fundición y la forja. La inhalación es la vía más importante de exposición a los FCR durante los procesos de fabricación y de usuario final. En la industria de fabricación de FCR, la exposición a las FCR puede producirse durante los procesos de mezcla y conformado, corte o mecanizado del material, y durante los procesos en los que las FCR se combinan o ensamblan con otros materiales.
En los emplazamientos de los usuarios finales, la exposición a las FCR puede producirse al instalar materiales aislantes de alta temperatura, hacer funcionar las máquinas y los hornos, inspeccionar y mantener los hornos y retirar los materiales que contienen FCR. La retirada de material aislante de FCR de hornos y paredes industriales ha dado lugar a algunas de las concentraciones en el aire más elevadas medidas en entornos ocupacionales.
Más sobre la sustancia
Las FCR suelen ser materiales fibrosos blancos o grises que se suministran en forma de fibra a granel, de manta o contenidas en un producto sólido. Las fibras individuales de FCR no son visibles a simple vista, ya que su diámetro medio es de pocos micrómetros. Las FCR pertenecen a una clase de materiales llamados fibras vítreas sintéticas (FVS). Químicamente, las FVS están formadas principalmente por minerales de silicato. Las FVS se diferencian de las fibras minerales naturales, como el amianto, en que tienen una estructura amorfa (no cristalina), y suelen ser menos duraderas.
Según la materia prima y el uso previsto, las FVS contienen cantidades variables de óxidos metálicos. Las FCR tienen un alto contenido en alúmina, lo que les permite soportar temperaturas extremadamente altas. Las FCR suelen ser más persistentes que otras FVS en entornos biológicos como el pulmón. La estructura de las FCR puede cambiar parcialmente de forma amorfa a cristalina tras exponerse a altas temperaturas (superiores a 1000°C) durante periodos prolongados. Por tanto, durante los trabajos de mantenimiento y demolición, cuando se altere el revestimiento de FCR, los trabajadores podrían estar expuestos tanto a FCR como a sílice cristalina.
Peligros que pueden ocurrir
Según el reglamento europeo CLP, las FCR están clasificadas como carcinógenos de categoría 1B. Esto se basa en pruebas obtenidas en experimentos con animales que sugieren que la exposición repetida o prolongada por inhalación a las FCR puede causar un mayor riesgo de cáncer de pulmón, mesotelioma pleural y otras enfermedades pulmonares crónicas.
Los efectos a corto plazo de la inhalación de FCR pueden incluir irritación respiratoria, como dolor de garganta, congestión nasal y tos. La exposición dérmica a las FCR puede provocar dermatitis de contacto y picores. Las fibras también pueden transferirse a los ojos, por ejemplo a través de las manos, causando irritación.
El potencial de las FCR para causar efectos pulmonares está influido por sus propiedades físicas y químicas, siendo las más importantes el diámetro, la longitud y la solubilidad de las fibras en los fluidos biológicos. Éstas son las características clave que determinan el transporte y la persistencia (tiempo de retención) de las fibras en los pulmones y, por tanto, su toxicidad. Se prevé que el período de latencia entre la exposición a las FCR y los cánceres relacionados sea largo, de hasta 20-30 años.
Qué puedes hacer
La consideración primordial debe ser si la sustitución de la FCR en los productos es técnicamente posible. Ejemplos de sustitutos son las lanas de silicato alcalinotérreo (AES) con menor biopersistencia, o los productos refractarios ligeros no fibrosos. La idoneidad técnica de los sustitutos depende en gran medida de las propiedades térmicas y mecánicas o de la resistencia química y mecánica requeridas. Si no es posible la sustitución, se aconseja utilizar formas adecuadas de productos, como productos premontados, laminados, piezas conformadas, o procedimientos de trabajo que ayuden a minimizar la formación de polvo.
La dispersión de las fibras de FCR puede reducirse al mínimo encerrando los procesos polvorientos y utilizando una ventilación de escape eficaz. Los materiales de fibra deben mantenerse envueltos cuando no se utilicen y manipularse lo menos posible. Se recomienda humedecer bien los materiales antes de retirarlos para reducir la cantidad de fibras suspendidas en el aire. Las zonas en las que pueda producirse exposición deben designarse y mantenerse separadas de otras zonas de trabajo.
Los empresarios deben realizar evaluaciones periódicas de la exposición mediante muestreo personal y/o mediciones estacionarias para comprobar si las medidas de protección son eficaces o si es necesario adoptar otras medidas. Los trabajadores deben recibir formación periódica sobre las medidas de control necesarias para trabajar de forma segura con los FCR a fin de evitar la exposición.
Debe prohibirse comer, fumar y beber en zonas donde exista riesgo de contaminación por FCR. Las pausas deben hacerse en una zona limpia separada y designada, y hay que quitarse el equipo de protección personal y lavarse las manos antes de comer. Deben existir lavabos que permitan a los trabajadores mantener un nivel adecuado de higiene personal.
Para evitar la exposición secundaria a las fibras depositadas, es importante mantener ordenado el lugar de trabajo. La limpieza debe realizarse mediante un método que evite la dispersión de fibras. Los aspiradores deben estar equipados con filtración HEPA de alta eficacia.
Los trabajadores deben tener un equipo de protección personal adecuado, que incluya equipo de protección respiratoria, ropa de protección, guantes y gafas de seguridad cuando manipulen materiales de FCR. El equipo de protección debe quitarse de una forma predeterminada (siendo el equipo respiratorio el último), limpiarse con regularidad y almacenarse de forma que se evite la contaminación por fibras.
Fuentes: ECHA, OIT, NIOSH, BAuA