En la UE, se calcula que aproximadamente 1 millón de trabajadores están expuestos a aceites minerales como aceites de motor usados. Los aceites de motor usados están clasificados como Cancerígenos para los humanos (Grupo 1) por la IARC, lo que significa que se sabe que causan cáncer de piel en los humanos.
La principal vía de exposición, y con la que se relacionan las principales patologías o efectos adversos, es la vía dérmica, lo que significa que la exposición se produce cuando la piel se contamina con aceites minerales usados. La exposición a este tipo de aceites puede causar cáncer de piel. La exposición por inhalación es poco probable.
Dónde se producen los riesgos
Los aceites de motor usados pueden encontrarse en todos los vehículos o maquinaria con motores de combustión interna, como coches y ciclomotores, locomotoras diésel, motores de barcos, aviones y maquinaria portátil, incluidas motosierras y cortacéspedes. También puede encontrarse donde se manipulan los residuos del mantenimiento de dichos motores, ya sea para su procesamiento y eliminación o para su reutilización o recuperación. Los residuos de aceites de motor usados se reutilizan como aditivos en la fabricación de cementos y como aglutinantes en los asfaltos de caucho para la construcción de carreteras.
Los trabajadores más expuestos a los aceites usados de motores son los que participan en el mantenimiento, reparación o ajuste de estos motores. En particular, la profesión de mecánico de automóviles o de cualquier otro equipo con motor de combustión, y las operaciones que impliquen el vaciado del aceite del motor o el contacto con piezas impregnadas, serán las de mayor riesgo.
Otras profesiones con riesgo de exposición dérmica a los aceites de motor usados son las relacionadas con la recuperación, regeneración o reciclado de residuos de vehículos, como los trabajadores de desguaces, los gestores de residuos encargados de recoger los aceites de motor usados.
Más sobre la sustancia
Los aceites minerales que se han utilizado antes en los motores de combustión interna son productos refinados del petróleo con aditivos químicos que se utilizan para lubricar y refrigerar las piezas móviles del motor, así como para proteger los metales contra la corrosión.
Los PAHs (hidrocarburos aromáticos policíclicos) se consideran causantes de Cancerígeno. Los aceites de motor minerales no utilizados tienen un contenido muy bajo de PAHs y, por tanto, no se consideran Cancerígenos; sin embargo, durante su uso en motores de combustión interna, se producen cambios en su composición, principalmente debido al aumento de las temperaturas y a la acumulación de residuos de combustible no quemado y productos de combustión, junto con la presencia de aire.
Estos cambios en la composición provocan un aumento significativo (entre otras especies químicas) del contenido de PAHs, lo que aumenta el peligro de utilizar los aceites. El contenido en PAHs aumenta con el tiempo de uso del aceite en el motor y también con el número de kilómetros recorridos.
Peligros que pueden ocurrir
Cuando la piel se impregna de aceites de motor usados, directamente o por contacto con la ropa manchada, pueden producirse irritaciones y reacciones alérgicas. También se han observado efectos como eccemas, exceso de grasa en la piel y acné. Además, como ya se ha mencionado, se ha demostrado que la exposición dérmica a aceites de motor usados provoca cáncer de piel, observado en el escroto. El cáncer de escroto es una enfermedad rara, asociada únicamente a exposiciones profesionales. Fue la primera enfermedad profesional que se describió y se asoció a la profesión de deshollinador.
Qué puedes hacer
La mejor solución es controlar la exposición mediante su eliminación o sustitución. Sin embargo, como PAHs se origina en procesos de combustión, no es fácil eliminar o sustituir esta sustancia. Por lo tanto, es esencial encerrar la fuente para reducir la exposición dérmica, resultante sobre todo de fugas, salpicaduras o superficies impregnadas.
Para las tareas más comunes de mantenimiento del motor, la opción de utilizar un sistema cerrado no es viable, ya que se requiere la intervención manual humana de la persona que realiza las tareas. Sin embargo, pueden instalarse sistemas de embudo para recoger el aceite usado desde un lugar muy próximo a la salida, que impidan las salpicaduras sobre la piel, los ojos, la ropa o las superficies cercanas. Los recipientes colectores de aceite usado deben estar diseñados para evitar fugas o salpicaduras.
Es especialmente importante establecer y supervisar procedimientos de manipulación seguros, tanto para el propio aceite como para las piezas impregnadas, incluido el uso de trapos para los absorbentes o papeles sucios y contenedores adecuados para contener los residuos.
Siempre que se realicen operaciones manuales que puedan dar lugar a un contacto de la piel con aceite usado, deben llevarse guantes y gafas de protección, como norma general y en función de las técnicas específicas utilizadas y según determine la evaluación de riesgos. Los guantes deben ser de un material impermeable a los agentes, como el vinilo o el nitrilo, y cubrir toda la superficie de la mano.
En general, los guantes desechables deben desecharse cada vez que el trabajador se los quite. En el caso de que se utilicen guantes reutilizables, deben lavarse adecuadamente antes de quitárselos, para evitar mancharse las manos al quitárselos y volver a aplicarlos posteriormente sobre la piel contaminada. No obstante, a la hora de seleccionar el tipo de guante más adecuado, debe tenerse en cuenta si se manipulan otros productos peligrosos o si es necesario protegerse contra otros riesgos, como quemaduras, cortes, pinchazos, etc.
Para los trabajos de mantenimiento en los que hay que levantar el vehículo para acceder a la parte inferior, se necesitan gafas para proteger los ojos de los trabajadores de las salpicaduras. También pueden utilizarse protectores faciales.