Como pintor y decorador, tu profesión implica trabajar con diversas sustancias que pueden exponerte a riesgos potenciales para la salud, incluidos los cancerígenos. Estos riesgos pueden derivarse del uso de sustancias químicas y compuestos específicos que se encuentran en pinturas, revestimientos, disolventes y otros materiales decorativos. Sustancias como el benceno, el formaldehído y los compuestos orgánicos volátiles (COV) pueden estar presentes en estos materiales. Además, en tu trabajo puede intervenir la alteración de los materiales de los edificios, lo que siempre puede ir asociado a la generación de fibras de amianto.
La exposición continuada a estas sustancias puede elevar el riesgo de desarrollar efectos sobre la salud a largo plazo, como problemas respiratorios, trastornos cutáneos y una mayor probabilidad de padecer ciertos tipos de cáncer, como el de pulmón y el de piel. Para mitigar estos riesgos, es crucial dar prioridad a las medidas de seguridad y aplicar prácticas de protección.
Elegir fórmulas de pintura alternativas, con bajo contenido en COV o sin COV, adoptar sistemas de ventilación adecuados, seguir las directrices establecidas para la manipulación y eliminación de materiales peligrosos, y utilizar equipos de protección individual (EPI) como guantes y protección respiratoria, son pasos fundamentales para reducir la exposición a los carcinógenos.