Como horticultor, tu función consiste en cultivar y gestionar las plantas, estudiar su crecimiento y garantizar unas condiciones óptimas para su desarrollo. Aunque tu atención se centre principalmente en el cuidado y cultivo de las plantas, es crucial que seas consciente de los posibles riesgos laborales, incluidos los relacionados con los riesgos cancerígenos.
Una preocupación importante es la posible exposición a sustancias como pesticidas, herbicidas o fertilizantes utilizados en las prácticas hortícolas. Algunas de estas sustancias pueden contener componentes con propiedades cancerígenas potenciales (por ejemplo, compuestos de arsénico). La exposición prolongada a estos materiales podría aumentar el riesgo de desarrollar problemas de salud con el tiempo. Para mitigar este riesgo, es esencial instalar una ventilación adecuada, utilizar equipos de protección individual (EPI) apropiados y cumplir los protocolos de seguridad, minimizando el contacto directo con materiales potencialmente nocivos. Dando prioridad a las medidas de seguridad, utilizando equipos de protección y cumpliendo estrictamente las directrices del sector, los horticultores pueden reducir significativamente los riesgos potenciales para la salud asociados a su profesión.
Los reconocimientos médicos periódicos, la formación continua en seguridad y la concienciación sobre los peligros potenciales contribuyen a una carrera más saludable y sostenible en la horticultura.