Como ingeniero de transportes, tu función consiste en diseñar, planificar y poner en marcha sistemas de transporte, como carreteras, autopistas, ferrocarriles, aeropuertos y sistemas de transporte público. Aunque tu ocupación no implique directamente la exposición a sustancias cancerígenas, es importante que conozcas los posibles riesgos laborales, incluidos los relacionados indirectamente con los riesgos cancerígenos dentro del sector del transporte.
Los riesgos cancerígenos pueden surgir en la ingeniería del transporte debido a factores como la contaminación atmosférica, las emisiones del tráfico y la exposición a materiales peligrosos utilizados en las actividades de construcción y mantenimiento. Por ejemplo, las emisiones de escape de los vehículos contienen contaminantes como benceno, formaldehído y partículas diésel, que se han asociado a un mayor riesgo de cáncer y otros problemas de salud.
Para mitigar estos riesgos, los ingenieros de transporte deben dar prioridad a las medidas de seguridad y abogar por soluciones de transporte sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Esto incluye fomentar el uso de combustibles alternativos, como los vehículos eléctricos o impulsados por hidrógeno, y aplicar medidas para reducir las emisiones de los vehículos, como mejorar la fluidez del tráfico y reducir la congestión.