El último número estimado de trabajadores expuestos en la UE a la epiclorhidrina (1-cloro-2,3-epoxipropano) a partir de 2011 es de unos 44.000. La inhalación se considera la principal vía de exposición, pero los trabajadores también pueden estar expuestos por contacto dérmico. La epiclorhidrina está clasificada como Carcinógeno de Categoría 1B (según el reglamento CLP), lo que significa que se presume que tiene potencial carcinógeno para los humanos, basándose en pruebas realizadas en animales. La exposición a la epiclorhidrina está asociada a la aparición de cáncer de pulmón y tumores del sistema nervioso central.
Dónde se producen los riesgos
Las exposiciones profesionales a la epiclorhidrina pueden producirse durante su producción a partir del cloro, así como en la producción de resinas epoxídicas utilizadas en revestimientos, adhesivos y plásticos. Las resinas epoxídicas tienen diversas aplicaciones en sectores industriales como pinturas, adhesivos, automoción, industria aeroespacial, construcción, equipos de energías renovables y electrónica (se utilizan para placas de circuitos impresos y para encapsular componentes electrónicos a fin de protegerlos de daños).
La epiclorhidrina se utiliza además en resinas y polímeros especiales para el tratamiento del agua, resinas con alta resistencia a la humedad para la industria papelera, o mediante intercambio iónico para purificar el aire y el agua. Además, se utiliza como disolvente de ésteres y éteres de celulosa, en el procesamiento de la lana y el algodón y en los procesos del caucho.
Además, las ocupaciones con riesgo de exposición incluyen a los trabajadores de las plantas de síntesis química de polioles para la producción de espumas rígidas de poliuretano y agentes tensioactivos para productos de lavado.
Más sobre la sustancia
La epiclorhidrina es un líquido incoloro inflamable con un olor acre parecido al ajo, moderadamente soluble en agua, pero miscible con la mayoría de disolventes orgánicos polares.
En la combustión, forma humos tóxicos y corrosivos de cloruro de hidrógeno y cloro. La epiclorhidrina reacciona violentamente con el aluminio, el zinc, los alcoholes, los fenoles, las aminas y los ácidos orgánicos; esto genera peligro de incendio y explosión.
Peligros que pueden ocurrir
La inhalación de vapor de epiclorhidrina se considera la principal vía de exposición, pero también es posible una absorción significativa a través de la piel.
La exposición de corta duración a la epiclorhidrina puede causar irritación de los ojos, las vías respiratorias y la piel. La inhalación del vapor puede causar reacciones similares al asma. Además, el contacto con la epiclorhidrina puede irritar y quemar la piel y los ojos.
A niveles elevados de exposición, pueden observarse náuseas, vómitos, tos, dificultad respiratoria, inflamación del pulmón, edema pulmonar, efectos en el sistema nervioso central y daños renales y hepáticos.
El contacto repetido o prolongado con la epiclorhidrina puede causar sensibilización cutánea. Además, la exposición crónica a la epiclorhidrina puede tener efectos sobre los riñones, el hígado y los pulmones, así como un mayor riesgo de cáncer linfático y hemopoyético.
Qué puedes hacer
La forma más eficaz de evitar la exposición es la sustitución de la epiclorhidrina, por ejemplo mediante métodos alternativos de fabricación de resinas epoxídicas; sustitutos de las resinas epoxídicas en las distintas aplicaciones, como revestimientos, construcción, adhesivos, laminados y compuestos; procesos alternativos de síntesis de glicerina; y sustitutos de los elastómeros de epiclorhidrina.
Cuando no sea posible sustituir la epiclorohidrina y no pueda evitarse su uso, deben tomarse medidas para reducir la exposición.
La forma más eficaz de evitar la exposición a la epiclorodrina es desarrollar y utilizar sistemas cerrados. Cuando esto no sea posible, deben aplicarse medidas técnicas como una ventilación local eficaz, complementada con una buena ventilación del lugar de trabajo, así como comprobar su eficacia, para garantizar que la exposición se minimiza tanto como sea técnicamente posible.
Realiza evaluaciones periódicas de la exposición para comprobar si las medidas de protección que has adoptado son eficaces o si es necesario adoptar otras medidas. Los trabajadores deben ser conscientes de los efectos de la exposición y deben recibir formación periódica sobre las medidas de control necesarias para trabajar de forma segura con epiclorohidrina a fin de evitar la exposición. Se recomienda la participación de un médico del trabajo. Anima a los trabajadores a que informen sobre los primeros síntomas.
Además, se debe instruir a todos los trabajadores para que se laven bien las manos antes de tomar un descanso o de entrar en otra zona, y para que se laven y se cambien de ropa al final de cada turno.
Asegúrate de que los trabajadores disponen del equipo de protección personal adecuado, como ropa y guantes de protección, si es necesario. El equipo de protección individual no debe utilizarse como única medida preventiva. Deben haberse aplicado previamente tantas medidas técnicas y organizativas como sea posible. Además, al seleccionar el equipo, debe tenerse en cuenta la anatomía de los trabajadores que vayan a utilizarlo y, en el caso de los equipos de protección respiratoria basados en el ajuste facial, es muy recomendable realizar una prueba de ajuste a cada persona.
Los equipos de protección individual sólo deben utilizarse como último recurso y sólo deben considerarse temporalmente, una vez agotadas las posibles soluciones técnicas. Los trabajadores deben recibir la formación e información necesarias para el uso y mantenimiento correctos de los EPI.
Referencias: ECHA, CLP, IARC, CAPI, OIM